Por Debbie S. Schwartstein de Keren Hayesod Chile

Desde hace 100 años, Keren Hayesod, junto a sus contribuyentes, ayuda a millones de judíos a convertir Israel en su nuevo hogar. Ahora con la pandemia, y a pesar de todas las creencias, las aliot continúan, de hecho, las cifras del 2019 ya fueron duplicadas en la mitad del 2020 y se estima que estas cifras seguirán aumentando en los próximos años. Marcel Behar Ergas es uno de los tantos chilenos que en julio hizo aliá y hoy nos cuenta su historia.

Marcel tiene 27 años, es médico de la Universidad de Chile y estudió en el Maimónides School. El 4 de julio tomó una de las decisiones más importantes de su vida y se subió a un avión, en la mitad de la pandemia, para hacer aliá. Aunque esta decisión no la tomó hace poco tiempo, sino hace varios años atrás cuando estaba en cuarto año de medicina e hizo un electivo en TLV University. “Estuve dos meses y me di cuenta de que realmente quiero ser parte de la sociedad israelí, con todos sus pros y sus contras”, cuenta Marcel desde su departamento.

Si bien Marcel venía planificando su aliá hace varios años, la idea era terminar la carrera, trabajar un tiempo, ahorrar y luego hacer aliá. Trabajó seis meses en la urgencia del Hospital Barros Luco y luego un año más en neonatología en el Hospital Sótero del Río. Cuando sintió que ya había cumplido con su plan y haber ahorrado lo suficiente, terminó con todos los trámites necesarios. Era noviembre de 2019 y la Sojnut le compró pasajes para irse el 30 de marzo. “Tenía todo listo y una semana antes me avisaron que mi vuelo estaba suspendido por el COVID-19, se me vino todo abajo, pero también entendí que por algo pasan las cosas y aproveché mi tiempo al máximo para estar con mi familia y amigos. Había señales demasiado claras que en ese tiempo tenía que estar en Chile y no en Israel”. Pero cuatro días antes de su vuelo, le avisaron que había uno disponible. “Hice todo muy rápido, pero ya estaba listo, era como si Hashem me dijera: ok, suficiente, ahora hay que irse”.

Al llegar a Israel, como ya es conocido, Marcel tuvo que cumplir una cuarentena estricta, sin poder salir, aunque se ha dado ciertos permisos como salir a jugar con el perro del vecino y hacer un poco de deporte. Antes de llegar, Marcel tenía planeado irse a la casa de un amigo, pero cuando inscribió su domicilio como lugar de cuarentena, comenzaron a recibir llamados del ministerio de salud para averiguar un poco más acerca del lugar donde se quedaría y se dio cuenta de que no podría hacerlo allí ya que no tendría su cocina o baño propio. “Al final, unos días antes de llegar a Israel, mi amigo me consiguió un departamento en el segundo piso de una casa en Beer Sheva, estoy muy bien, con mi espacio y tengo de todo. No quería irme a un hotel porque tengo mucha energía y sabía que no iba a poder estar encerrado en una pieza por 14 días”.

Adicional a que Marcel tiene mucha energía, la cuarentena fue todo un desafío para él, ya que en Chile nunca lo vivió. “Como trabajaba en el hospital, nunca tuve que hacer cuarentena, para mí fue seguir haciendo lo mismo de siempre, no estaba en la primera línea, pero si la segunda atendiendo algunos partos de personas contagiadas”. Por eso tampoco tuvo miedo de viajar en la mitad de la pandemia. “En el avión había de todo, gente con todas las protecciones y cuidados y gente que no le importaba tanto. El avión iba lleno y aunque las aerolíneas están tomando ciertas medidas (como que haya un asiento vacío entre dos personas, esto no ocurre para adelante o atrás. Pero, si la consecuencia era tener Corona Virus por viajar a Israel, valía 100% la pena”, comenta Marcel orgulloso.

Al salir de la cuarentena, la idea es conocer e insertarse en la sociedad israelí, “quiero ver cómo se mueven las distintas clases sociales y entender cómo funciona el país. Esto me va a permitir trabajar de la mejor manera, con una parte más social y humana”, cuenta Marcel. Y aunque aún no puede trabajar como médico, quiere conseguir un trabajo haciendo otras cosas en el Hospital Soroca de Beer Sheva mientras estudia para convalidar su título en octubre. Tampoco quiere tomar Ulpán durante sus primeros meses ya que tiene una buena base de hebreo y el ámbito más técnico lo va a aprender en la práctica.

Hoy Marcel está feliz y pleno, dejó a su familia en Chile pero están tranquilos, tuvieron tiempo para disfrutar y procesar los cambios juntos. “Hacer aliá es mucho más fácil de lo que uno cree y al final, cada uno sabe lo que tiene que hacer con su vida, pero para mí, venirme a Israel es como tener un seguro de vida maravilloso. Estoy enamorado de Israel”.

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