Mi nombre es Dana Calderon Pollack, tengo 19 años y gané un pasaje a Israel, gracias a Keren Hayesod Chile, en el Jidón comunitario realizado el año 2021 en el marco de la celebración de los 73 años de Medinat Israel.

Producto de la pandemia, tuvimos la oportunidad de ir en julio de este año a Israel y visitar dos centros apoyados por Keren Hayesod. Fue una experiencia muy enriquecedora y emocionante el poder ver con nuestros propios ojos la inmensa labor que realiza esta institución.

Nos reunimos con Yakir Keren, vicedirector para América Latina de Keren Hayesod, quien nos guió en nuestra visita al proyecto “Jóvenes Futuros” (Potjim Atid) y el centro Beit Brodetsky, del cual contaré más adelante.

Jóvenes Futuros es un programa que se centra en ser una ayuda integral para niños entre los 8 y 12 años, que viven en barrios menos favorecidos o conflictivos. En los distintos colegios que adoptaron el programa, los profesores detectan a los niños que podrían estar atravesando por dificultades, ya sea en el ámbito del aprendizaje, conducta, familiares o relaciones con sus pares y/o profesores.

Allí cuentan con mentores que se preocupan de acompañar a los niños al colegio, van a sus casas, observan su entorno, los llevan de paseo y tratan de estar presentes en todos los aspectos posibles de la vida de los niños, ya que el objetivo es que los niños, que se encuentran en una situación vulnerable, puedan conocer nuevas realidades, tengan un modelo positivo a seguir y así aumentar las posibilidades de salir delante de la mejor forma posible.

Cada mentor tiene 8 niños a cargo y los acompaña por un periodo de tres años, y luego les van haciendo seguimiento.

Un papá con cáncer

Dentro de la conversación que tuvimos, nos contaron la historia de un niño que vive con su papá, quien se encuentra muy enfermo de cáncer, por lo que no puede trabajar. Esto los llevó a vivir en condiciones bastante precarias en un estacionamiento subterráneo.

Este niño era muy agresivo en el colegio y le costaba sociabilizar con los demás. Optaba por recurrir a la violencia como medio de comunicación y forma de solucionar sus problemas.

Al detectar esta situación, el colegio se contactó con el programa “Jóvenes Futuros” para que lo evalúen y lo puedan ayudar. La persona a cargo nos contó que ha tenido la oportunidad de ayudar mucho al niño, preocupándose de que tenga comida, que se sienta cómodo en el colegio, que pueda hacer amigos y que entienda que hay otras formas de enfrentar los obstáculos de la vida. Al mismo tiempo, ayudó al padre, llevándolo al Ministerio de Bienestar para ver cómo lo pueden ayudar y así mejorar la calidad de vida de ambos, lo que sin duda ha repercutido positivamente en ellos.

Nos conmovió mucho la historia, sobre todo el cariño y orgullo que este mentor hablaba sobre el niño y la sonrisa que tenía al mostrarnos fotos juntos. Nos hizo darnos cuenta de lo difícil que ha sido ayudarlo y lo enriquecedor que es verlo tan bien.

Agresiones en casa

Una niña de seis años fue marcada por la violenta separación de sus padres. Durante su corta vida creció viendo diversas agresiones en su casa, tanto verbales como físicas.

Cuando entró al colegio, las profesoras la veían muy triste y lloraba con frecuencia, por lo que llamaron al programa para que la ayudaran.

Cuando la mentora conversó con la niña se dio cuenta que el ambiente en el que ella había crecido le estaba afectando en el colegio ya que tenía mala relación con sus compañeros y profesores.

Poco a poco fueron trabajando en la confianza e incluyeron a su mamá en el proceso. Por lo que hoy en día el programa también está ayudándola con apoyo legal y un abogado para poder divorciarse y mejorar la calidad de vida de la familia.

Esto nos permitió darnos cuenta, a mi familia y a mí, que en “Jóvenes Futuros” realmente se preocupan por el contexto general de los niños, más allá de su desempeño y/o relaciones a nivel escolar.

Centro “Beit Brodetsky”

Es un recinto que acoge a jóvenes entre 21 y 35 años que hacen aliá sin sus familias. Tienen un edificio muy moderno y bien equipado, con piezas compartidas entre dos personas, que incluyen baño y una cocina.

Beit Brodetsky no solo brinda alojamiento, sino que también ulpán (curso de hebreo).

Durante nuestra visita tuvimos la oportunidad de reunirnos con cinco jóvenes que venían de Argentina Rusia y Estados Unidos, quienes hicieron aliá y están en sus primeros cinco meses viviendo en este lugar.

Los jóvenes destacaron el alto nivel de los profesores que tienen en el ulpán y la preocupación que les brindan los encargados no solo en temas de aprendizaje, sino que también en que se inserten de la mejor forma en la sociedad israelí. Se preocupan de ayudarlos con los trámites bancarios para conseguir una cuenta corriente, conseguir un trabajo, continuar sus estudios si así lo desean, tener acceso a los servicios de salud, ver los trámites legales que pueden necesitar, entre muchas otras dificultades que se enfrentan día a día tras haberse ido a vivir solos.

Este centro les da la posibilidad a los olim de sentirse acompañados por personas que están pasando por la misma etapa que ellos, se generan lazos que perduran en el tiempo y pasan a ser como su familia en Eretz Israel.

Como familia agradecemos la oportunidad que nos entregó Keren Hayesod de visitar estos proyectos, fue un privilegio poder ver con nuestros propios ojos su arduo trabajo y los frutos de ellos y queremos invitar a toda la comunidad a seguir aportando a Keren Hayesod porque es impresionante el impacto que logran en la vida de muchísimas personas y en el futuro y desarrollo de Eretz Israel.

Tags: